domingo, 1 de noviembre de 2009

Descripción de El Prao


Se sitúa El Prao en una hondonada conocida como Redondo, muy bien resguardado de los fríos vientos del mar que vienen del norte.
Para mitigar un poco los efectos del gallego y del noroeste he plantado un seto de Leilandii que protege muy bien los frutales y la huerta.
En la parte baja, el estanque y los kiwis forman un fresco rincón durante el verano que atrae a gran cantidad de pájaros, sobre todo miruellos (mirlos), gorriones y jilgueros.
La higuera que, con sus raíces, amenazaba al estanque y a un depósito ha quedado convertida en escultura: Hacia el cielo


Otro rincón muy agradable es esta rocalla de la entrada que, poco a poco, se ha ido llenando de coníferas y arbustos ornamentales.
En verano relleno los huecos con flores que añaden un tono de colores al verde de siempre.
En ella estoy colocando también una colección de acebos de distintas clases para hacer un poco de honor a mi apellido.
Un enorme sauce llorón, cuyas ramas apenas se entreven en la parte superior cubre gran parte del espacio y nos proporciona sombra y frescor.


Junto a la barbacoa, en un bonito rincón dominado por la piedra, una palmera nos proporciona también la sombra que hace más frescas las merendolas del verano.
En las grietas de la piedra grande tengo plantados cactus que, con la palmera, dan un toque tropical.
Es un lugar muy agradable también para sentarse en el banco a leer, escuchar música o disfrutar de la tranquilidad de un lugar a sólo cinco minutos del bullicio de las playas escuchando sólo el canto de los pájaros, los ladridos de los perros o el tintineo de los campanos de las vacas.




En la zona de frutales he tratado de poner la mayor variedad posible dentro de lo que a mí me gusta, así tengo: naranjo y limonero, kiwis, ciruelo, nísperos, caqui, membrillo, nectarina, cerezo, guindo, higuera, melocotonero y multivariedad de perales y manzanos.
Utilizo algunos para mermeladas, dulces y gran cantidad de zumos.
La mayor producción es la de los limones y, sobre todo, peras y manzanas.
Me encantan los nísperos pero una enfermedad, la mancha gris, me estropea cada año la variedad más deliciosa


El agua de riego procede de la lluvia en su totalidad.
El pozo es sólo un gran depósito que recoge un hilillo de agua que sólo corre cuando llueve pero con él lleno éste y otros depósitos con los que no suelo tener necesidad de más.
Teniendo en cuenta que los periodos de sequía en esta tierra no suelen ser muy prolongados, hasta ahora no he tenido necesidad de aportaciones extras.
Como no soy muy partidario de la comodidad del riego por goteo, tengo ya gran habilidad en el uso de la cuerda, la polea y la regadera.







En la huerta me inicié hace años en el sistema de los bancales cerámicos. La superficie de cultivo está casi treinta centímetros más alta que el pasillo con lo que la comodidad es extraordinaria.
Por otro lado, con la técnica del bancal profundo que permite una mayor concentración de plantas, el rendimiento ha sido espectacular.
Todo ello unido a la facilidad para tener el terreno de plantación limpio de malas hierbas ha contribuído a que considere este sistema como ideal para la huerta.



...y la cabaña entre el sauce y el nogal.
A la derecha el hotelito donde hibernan las plantas más delicadas y donde brotan las primeras semillas en los albores de la primavera.
El ojo de buey recuerda la vocación marinera de Suances y el porche sabe de muchas ideas y proyectos que han nacido a su sombra: es allí donde descansamos y disfrutamos del panorama mientras surgen los planes y se fraguan los trabajos por realizar.




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