sábado, 31 de octubre de 2009

Los bancales cerámicos

Hace años que utilizo la huerta como medio de evasión de la rutina diaria y siempre he practicado en ella el método de cultivo tradicional.
Un día, en mis comienzos en Infojardín, vi unas fotos que me llamaron poderosamente la atención: Mandorallen nos enseñaba sus preciosos bancales cerámicos. Luego me enteré que el verdadero inventor había sido Destripaterrones así que recopilé todo lo que tenían por si resultaba interesante cambiar de sistema.
Decididamente lo era, así que sin perder tiempo me puse manos a la obra.


Tomando las oportunas medidas tenía el espacio justo para construir nueve bancales de 1 m de ancho; ocho de ellos los utilizaría para las rotaciones de cultivos y el noveno para las perennes como fresas y alcachofas.
La construcción no es difícil si se hace un buen marcado con cuerdas. Hay que hacer un movimiento de tierra importante profundizando los pasillos para elevar el bancal.
En mi caso, con rasillas de 30 cm de alto, llené el bancal con una buena capa de estiércol y compost y 15 cm de la tierra de los pasillos.



No ha sido éste un buen año para la huerta: la primavera trajo muchas y densas nieblas que multiplicaron los problemas de las plagas y el verano, poco caluroso, tampoco favoreció la maduración de los frutos.
A pesar de todo tengo que considerar los resultados como espectaculares.

Las berenjenas sufrieron mucho, lo mismo que los tomates pero en todo lo demás ha habido gran producción.
Pero lo mejor ha sido la limpieza que he conseguido en todos los bancales y la comodidad de tener el suelo mucho más cerca.


Pasada la época de plena producción he decidido darle un descanso a mis bancales, sólo dejo dos en producción, uno con guisantes y habas y otro con ajos que completaré en enero con cebolla temprana. En los que llevarán el año que viene las solanáceas, he puesto abono verde para el invierno. En los demás, una buena capa de compost y cubiertos luego con un acolchado de hierba de siega para que descansen y empiecen con ganas la próxima temporada.







viernes, 30 de octubre de 2009

Complementos de los bancales cerámicos

El invernadero

Aunque el frío en Suances durante el invierno no es intenso y las heladas son contadas, se hace necesario utilizar algún tipo de invernadero si se quieren cosechar lechugas para tener en Navidad o cebollas tempranas.

El invernadero adelanta también por lo menos un par de meses la maduración de las fresas.

Ahora bien, si tenemos en cuenta los temporales que azotan la costa cantábrica en los meses de invierno, la instalación de invernaderos de túnel con cubierta de plástico es una temeridad abocada al fracaso.





Así ocurrió en enero de 2007: una fuerte tempestad con vientos de 170 km/h hizo salir volando esta cubierta de la piscina del chalet que se ve al fondo. Quedó bastante deteriorada pero unos tornillos aquí y unos golpes allá la dejaron en condiciones aceptables para hacer de invernadero en El prao.

Colocada en esta posición cubre gran parte de dos bancales, lo que me permite obtener una cosecha de plantas que serían imposibles de conseguir en pleno invierno.

Tuve que amarrarla muy bien para que otro temporal de este año no la volviera al punto de origen.



En abril, la temperatura ha subido lo suficiente para que las plantas protegidas hasta ahora por el invernadero puedan quedar al descubierto y es el momento de cambiar la cubierta que, en esta posición cubre la cabecera de tres bancales y medio con lo que puedo sembrar plantas necesitadas de calor como tomates, pimientos, sandías y berenjenas.

Cuando crezcan los tomates en el bancal de la derecha, volveré a cambiarlo cubriendo a lo largo los dos bancales de la izquierda para que, principalmente berenjenas, sandías y pimientos, sigan aprovechando todo el calor del verano.






El gallinero portátil



Durante el invierno suelo dar descanso a los bancales o siembro abono verde para enriquecer el suelo en nitrógeno.
Aprovechando este vacío en la estación fría he decidido llevar a cabo la idea de que se pueda limpiar de hierbas el bancal abonándose además ligeramente y ¿quién mejor que unas gallinas pueden hacer esta labor?.
Teniendo en cuenta las medidas del bancal puse manos a la obra y, con unas maderas que me proporcionó Seve, construí una caseta para ellas en donde pudieran refugiarse.






La caseta de madera tendría, además, dos ventanucas con la idea de poner también unas palomas.
Fue muy divertido engalanar las paredes con una guirnalda tropical que sería la alegría y el color de la huerta.
El interior es suficientemente espacioso para media docena de gallinas. Tiene un ponedero, un comedero y un selero para que estén cómodas.
El acceso al interior de la caseta se hace por el tejado que es muy ligero y abatible.







Así queda el gallinero ya montado completamente. Todas las piezas van engarzadas con alcayatas, no van clavadas para facilitar el montaje.
Dejaré a las gallinas unos 15 días para que se explayen por este bancal y, cuando lo hayan limpiado, escarbado y abonado, haré el traslado a otro bancal.
En la época en que todos los bancales estén ocupados montaré todo en algún rincón de El prao o tal vez, como otra solución, proteja la huerta con una cerca y deje sueltas a las gallinas por fuera, ya lo pensaremos.






Pasadas escasamente dos semanas, el bancal ya está limpio, removido y abonado: las gallinas han cumplido su labor.
El traslado de todo el gallinero a otro bancal me lleva menos de una hora y sólo necesito ayuda para transportar la caseta que es bastante pesada.
En primer término está el bancal que han limpiado estos días. Basta un pequeño laboreo para que se puedan sembrar en él algunas plantas.
He tenido que tener cuidado para no sacar las raíces de la alfalfa que he usado de abono verde. En ellas está almacenado el nitrógeno.

jueves, 29 de octubre de 2009

Visitas

Después del ofrecimiento de Pablo al INS Juan José Gómez Quintana y al CEIP Portus Blendium de Suances, hace unos días recibimos la primera visita de chicos y chicas de 5º y 6º de primaria.
Tras las dificultades que nos puso la lluvia, conseguimos una tarde espléndida y pudimos poner en contacto a los chicos con El Prao que se llenó con la alegría y las voces de los visitantes como nunca lo había estado hasta ahora. Era un grupo muy numeroso de 50 chicos y chicas que, en principio, me asustó un poco porque había preparado actividades para menos, pero con un poco de imaginación y la ayuda de las cuatro profesoras pudimos desarrollar la visita sin que el ánimo ni la atención decayeran un momento.






Empezamos la tarde viendo lo que significa una huerta ecológica y cómo se utiliza el agua de lluvia, el viento y el sol para obtener la energía para su funcionamiento. Les sorprendió comprobar cómo la hierba de la siega puede calentar el agua para la cocina o el baño. Los bancales cerámicos requirieron una atención especial, ya que era algo totalmente nuevo para todos y la explicación práctica de cómo las raíces pueden extenderse en profundidad les aclaró el que las plantas pudieran estar tan juntas.
Centro de atención fue el gallinero portátil que, en estos momentos, no está sobre ningún bancal al estar todos sembrados. Las gallinas atrajeron enseguida a los niños que pudieron observarlas, darles de comer y recoger los huevos del día.





Fue estupendo ver cómo se interesaban por todo lo que veían. La miniestación meteorológica, los invernaderos fijos y portátiles, los montones de compost, el pozo, el seto cortavientos... Aprovechamos la floración de los kiwis para comprender la polinización que han estudiado pero, ahora, viendo a las abejas revolotear entre las plantas llevando polen de las flores masculinas a las femeninas. El arriate de aromáticas nos sirvió para la explicación de la lucha ecológica contra las plagas y para comprender el significado de palabras como romería, verbena o del pueblo en que viven muchos de ellos: Hinojedo.








La parte práctica consistió en el repicado de lechugas en un vaso de papel que aprendieron a fabricarse. Cada uno se llevó la lechuga repicada con la intención de sembrarla en cuanto llagaran a casa.Había varios niños cuyos padres o abuelos tienen huerta, por lo que aproveché la ocasión para repartirles todas las plantas de cherrys y berenjenas que me habían sobrado de cuando hice el germinador aprovechando la ocasión para hacer una buena limpieza.
Contribuyeron, también, a la limpieza de uno de los bancales para comprobar cómo las gallinas daban buena cuenta en un momento de las hierbas que ellos quitaban.






Con su lechuga en la mano, para no perderla, jugaron y se divirtieron el poco rato que les quedó libre de mi rollo ecológico, comieron guisantes a placer tanto que me hubiera gustado que sus madres les vieran por un agujero asombradas porque en su casa apartan todo lo que tiene color verde o rojo.Las habas les gustaron un poco menos pero también comieron; y de las fresas para qué hablar: no quedó una ni en flor. Las cerezas estaban a salvo de los "depredadores" bajo una tupida red porque ya les expliqué que en Suances los miruellos no saben informática y, por tanto, no sirve ponerles CD´s para espantarlos. 











Disfrutaron como los peces en el estanque y ni uno se cayó al agua.También allí aprendieron que no es sólo un lugar de recreo sino que, además, sirve como almacén de agua de riego, albergue de gran variedad de vida animal y vegetal, atracción para depredadores de plagas como erizos y sapos así como de muchos pájaros que hacen sus nidos en las cercanías y como productor de algas para enriquecer el compost.
Los peces tuvieron ración extra de comida porque todos querían darles de comer.








Tan entretenidos estaban que no me di cuenta del reloj y, al final, se nos quedaron sin hacer algunas de las actividades que tenía preparadas: un juego de pistas, un germinador en un vaso de cristal y la siembra a voleo de unos cuadros de zanahorias, espinacas y rabanitos; lo dejaremos para la próxima visita.
Todos en El Prao nos quedamos un poco tristes cuando se alejó la algarabía pero estábamos muy contentos porque un grupo de niños y niñas estupendos habían pasado un buen rato y sabían un poco más de cómo es posible aprovechar los recursos que nos proporciona la naturaleza sin necesidad de destruirlos.









Unos días después se presenta en El Prao, Hernán con su abuela, Pili, para hacer una clase práctica: Hernán le enseña cómo dar de comer a las gallinas y a los peces y Pili, en el arriate de las aromáticas, le cuenta a Hernán cómo se utilizan estas plantas en la cocina y para curar dolencias y enfermedades. Resulta enternecedor ver a abuela y nieto transmitiéndose los conocimientos que han ido adquiriendo en los últimos días o a lo largo de toda una vida.











Y no digamos nada si la relación del niño se establece con las gallinas. Hay que tener en cuenta que actualmente los niños no tienen casi ninguna posibilidad de tener contacto con los animales de granja, así que, simplemente ver cómo se le acercan las gallinas (yo creo que hasta les sonríen) cuando les ofrecen unas hierbas o el poder recoger unos huevos que no han puesto en un cartón en el supermercado, es una experiencia impactante para ellos.
Nicolás prometió volver más días a visitarlas , recoger sus huevos y darles trébol fresco que les encanta.

miércoles, 28 de octubre de 2009

Jornadas de trabajo comunitario



Un día espléndido recibió al los participantes más madrugadores en las Jornadas de Trabajo Comunitario que atendieron a la convocatoria que RAMAS (Red de Apoyo Mútuo de ASturias) hizo para realizar una serie de trabajos en El Prao de Suances.
Una buena forma de presentarse e ir conociendo a los compañeros es saboreando un rico desayuno.
Luego empezarán las labores que se van a realizar estos días con la ilusión que la gente joven sabe imprimir a sus actividades.
El viernes ya acudió un nutrido grupo de participantes que tuvo que utilizar el refugio a cubierto porque llovía y no era cosa ponerse a montar las tiendas en esas condiciones.
Por la mañana, el sol lució radiante y, mientras iba llegando el resto, se iban apuntando a las actividades que más interesantes les parecían.
Antes de empezar el trabajo era importante situarse y tomar contacto con El Prao para hacerse una idea de la situación con los distintos espacios en los que trabajar para llevar a cabo las actividades propuestas.


No estamos inventando nada al hablar de trabajo comunitario.
Recuerdo de niño cuando se convocaba a los vecinos, siempre en domingo, "a caminos" y todos acudían para realizar trabajos para la comunidad sin recibir a cambio más que la satisfacción de haber mejorado un poco las condiciones de vida de todos.
O la llamada a "Andecha" asturiana con el "hoy por tí, mañana por mí" que tanto estrechaba los lazos de convivencia en la comunidad.

Con esta idea se han creado grupos como RAMAS: para apoyar las iniciativas que no podrían llevarse a cabo con el trabajo individual pero sí echando mano de la voluntariedad de aquellos que, sin ningún interés especial más que el de ayudar desinteresadamente, están dispuestos a acudir allí donde se les necesite.
Ilusiona pensar que las ideas y actividades que, hace muchos años, se consideraban necesarias aunque con un grado de obliatoriedad en bien de la comunidad, puedan estar ahora plenamente vigentes y funcionen aunque su participación sea totalmente voluntaria.






Con este planteamiento organizamos las jornadas de El Prao de Suances porque teníamos una serie de trabajos pendientes y sería imposible para nosotros solos terminarlos en un tiempo prudencial.
Así, con el trabajo repartido en varios grupos pudimos avanzar mucho y adelantar el trabajo de varios meses.
Pusimos unos paneles con los trabajos a realizar y cada uno que iba llegando se acoplaba al grupo que más le apetecía.
La oferta era amplia y variada: yurta (paredes, plataforma y corona), base del generador eólico, baño seco, horno solar, ducha compostera, invernadero, pozo, huerta, gallinas, subsistencias, comidas... hasta el puesto de "el animao" estaba disponible.




El plato fuerte era la construcción de una yurta para la que se organizaron tres grupos dedicados al engarzado de las paredes de varas de avellano, la preparación y nivelación del suelo y la construcción de la corona.
Ésta era la tarea más delicada porque se necesitaba doblar en forma circular dos tablones de fresno de tres centímetros de grueso para lo cual fueron tratados con vapor durante casi todo el día.
El sistema que seguimos ya era utilizado en la antigüedad para fabricar los cascos de los barcos y el resultado fue espectacular ya que los tablones se doblaron, ante los ojos atónitos de los observadores, como si fueran de plastilina.





Otro trabajo importante era la construcción de una base para que el generador eólico resista los embates de los temporales de invierno que suelen sacudir la zona.
Situado sobre una columna de hormigón y a 10 m de altura el generador ha quedado en condiciones de funcionamiento a falta de las pruebas y los elementos eléctricos de acumulado y regulación.
El régimen de vientos en El Prao no es constante pero esperamos obtener de él gran parte de la energía que necesitamos.
El sistema se complementará con la instalación de placas solares fotovoltaicas montadas el el tejado de la caseta de instrumentos junto a un panel térmico solar para calentar el agua de uso normal.
La ducha compostera viene siendo utilizada a pleno rendimiento hace tiempo. En ella la energía necesaria para calentar el agua se obtiene de la fermentación de la hierba de siega con la que se obtienen temperaturas alrededor de los 60 º C.



El baño seco y trabajos de mantenimiento y conservación en el pozo o el invernadero fueron otras de las actividades que se llevaron a cabo en estas jornadas que, a juzgar por los resultados, constituyeron un verdadero éxito.
La aprobación por la Consejería de Medio Ambiente de Cantabria, del proyecto que presentamos para el estudio y divulgación de las energías renovables para centros de enseñanza y organizaciones sociales,ha dado el espaldarazo definitivo al acierto en la convocatoria de estas jornadas.








Futuros renovables en Cantabria

Las actividades del programa Futuros Renovables en Cantabria van dirigidas a estudiantes, colegios e institutos, y a grupos sociales como centros de mayores, asociaciones de mujeres y hogares de transeúntes.
A su llegada y como motivación para la charla posterior, los visitantes hacen una rápida inspección por EL Prao para descubrir todos los sistemas de aprovechamiento de las energías alternativas que encuentren.
Una simpática pareja que vive en el año 2050 nos hace una visita para traernos un mensaje: ya no tienen combustibles fósiles porque se los hemos terminado nosotros y sólo pueden utilizar energías renovables.
Con su viaje en la máquina del tiempo nos aportan ideas para evitar el cambio climático que les está haciendo la vida casi insportable a los hombres del futuro con una canción cuyo estribillo: "No te rías de este cambio de clima" es coreado por todos con alegría.

El mensaje es rápidamente captado por el numeroso grupo de niños que llenan la yurta.
Todos nos quedamos admirados de la gran disposición de los pequeños, no sólo para interesarse por las consecuencias de nuestros abusos en materia energética, sino para mostrar su interés en tomar parte activa en la transformación de los hábitos de consumo.
Les sorprende conocer el progreso del cambio climático y sus consecuencias directas así como la urgencia en el desarrollo de las energías renovables, cada vez más necesario.
Y a nosotros nos sorprende cómo conocen muchos de los problemas y cómo asumen su papel en la defensa del medio ambiente y en la lucha contra su degradación.



La primera instalación es la solar con dos placas fotovoltaicas y un calentador solar que les sirve para distinguir entre estos dos sistemas de aprovechamiento de la energía solar, las primeras para producir electricidad y el segundo para calentar agua.
Todo les queda al alcance de la mano para que lo toquen y lo sientan más cercano.

Meter la mano entre la hierba caliente de la ducha compostera les sirve para comprender cómo se puede aprovechar la acción de organismos como las bacterias que hacen fermentar los restos de la siega elevando su temperatura y transmitiendo su calor al depósito que almacena el agua. Luego comprobarán cómo la ducha proporciona un chorro de agua caliente muy agradable.
Una vez terminada la fermentación, la temperatura baja y la hierba es reutilizada para obtención de compost para la huerta.











Otra instalación de envergadura es el generador eólico. 
Con 10 m de altura, 2,40 m de diámetro de las palas y 400 W de producción atrae la atención enseguida ya que se puede ver desde lejos y su giro es espectacular.
En la caseta de la energía dos enormes baterías almacenan la electricidad producida cuando sopla el viento o hace sol para los momentos de calma o de la noche. 
La observación de los aparatos de medida facilita la comprensión de este fenómeno tan necesario en la instalación.







Un efecto difícil de explicar si no es con imágenes directas es el horno solar.
Comprobar cómo se eleva la temperatura del agua en una cazuela al cabo de un rato es una experiencia que los niños no olvidan fácilmente y meten el dedo una y otra vez para comprobarlo sorprendidos.
La alta temperatura alcanzada dentro de invernadero demuestra también cómo podemos conseguir calefacción gratuita al tiempo que le facilitamos el desarrollo a las plantas en los momentos más difíciles, cuando el frío impide su normal crecimiento.


















Resulta muy didáctico el filtrado de aceite usado para obtener combustible para el coche, pero ver cómo navega un barquito por el estanque ante la sorpresa de niños y peces es una experiencia inolvidable.
Los niños llenan de agua el depósito del barco y luego, con el único combustible de un producto tan natural como la cera de abeja de una vela, la nave surca una y otra vez la tranquila superficie del estanque con un trac-trac encantador.





La obtención de energía solar y eólica no puede quedar en la pura teoría. 
Unas pequeñas placas solares nos proporcionan energía suficiente para realizar varios sencillos montajes que demuestran que no hay nada que las energías renovables no puedan hacer funcionar:
El aparato de radio al que se le quitan las pilas y se conecta a las placas solares, el pequeño motor de un ventilador o un timbre muestran la transformación de la energía solar en sonido o movimiento. 






Pero conseguir iluminar los múltiples diodos led de
un estrambótico diseño chino o, sobre todo, hacer que un espectacular todoterreno de película americana evolucione sobre el césped sin tener que preocuparse de la sustitución de las pilas, tan solo con la energía producida por el sol, les resulta impactante. 


En las dos primeras semanas de ejecución del programa Futuros Renovables en Cantabria240 niños y niñas del CP Portus Blendium de Suances acompañados por sus profesores y dos grupos del centro de mayores de Suances y Torrelavega han visitado las instalaciones de energías renovables en El Prao que, actualmente, constan de:


- Un generador eólico de 2,40 m de diámetro y 400 W de potencia.
- Dos placas fotovoltaicas de 180 W de potencia c/u.
- Una placa solar de calentamiento de agua.
- Una ducha compostera calentada por fermentación vegetal.
- Un horno solar.
- Una estufa de leña.
- La instalación de filtrado de aceite reciclado para uso como combustible. 
- El invernadero.
- La huerta ecológica.
- Placas didácticas de experimentación. 









martes, 27 de octubre de 2009

Futuros Renovables en Cantabria

Las actividades del programa Futuros Renovables en Cantabria van dirigidas a estudiantes, colegios e institutos, y a grupos sociales como centros de mayores, asociaciones de mujeres y hogares de transeúntes.
A su llegada y como motivación para la charla posterior, los visitantes hacen una rápida inspección por EL Prao para descubrir todos los sistemas de aprovechamiento de las energías alternativas que encuentren.
Una simpática pareja que vive en el año 2050 nos hace una visita para traernos un mensaje: ya no tienen combustibles fósiles porque se los hemos terminado nosotros y sólo pueden utilizar energías renovables.
Con su viaje en la máquina del tiempo nos aportan ideas para evitar el cambio climático que les está haciendo la vida casi insportable a los hombres del futuro con una canción cuyo estribillo: "No te rías de este cambio de clima" es coreado por todos con alegría.

El mensaje es rápidamente captado por el numeroso grupo de niños que llenan la yurta.
Todos nos quedamos admirados de la gran disposición de los pequeños, no sólo para interesarse por las consecuencias de nuestros abusos en materia energética, sino para mostrar su interés en tomar parte activa en la transformación de los hábitos de consumo.
Les sorprende conocer el progreso del cambio climático y sus consecuencias directas así como la urgencia en el desarrollo de las energías renovables, cada vez más necesario.
Y a nosotros nos sorprende cómo conocen muchos de los problemas y cómo asumen su papel en la defensa del medio ambiente y en la lucha contra su degradación.



La primera instalación es la solar con dos placas fotovoltaicas y un calentador solar que les sirve para distinguir entre estos dos sistemas de aprovechamiento de la energía solar, las primeras para producir electricidad y el segundo para calentar agua.
Todo les queda al alcance de la mano para que lo toquen y lo sientan más cercano.

Meter la mano entre la hierba caliente de la ducha compostera les sirve para comprender cómo se puede aprovechar la acción de organismos como las bacterias que hacen fermentar los restos de la siega elevando su temperatura y transmitiendo su calor al depósito que almacena el agua. Luego comprobarán cómo la ducha proporciona un chorro de agua caliente muy agradable.
Una vez terminada la fermentación, la temperatura baja y la hierba es reutilizada para obtención de compost para la huerta.










Otra instalación de envergadura es el generador eólico. 
Con 10 m de altura, 2,40 m de diámetro de las palas y 400 W de producción atrae la atención enseguida ya que se puede ver desde lejos y su giro es espectacular.
En la caseta de la energía dos enormes baterías almacenan la electricidad producida cuando sopla el viento o hace sol para los momentos de calma o de la noche. 
La observación de los aparatos de medida facilita la comprensión de este fenómeno tan necesario en la instalación.






Un efecto difícil de explicar si no es con imágenes directas es el horno solar.
Comprobar cómo se eleva la temperatura del agua en una cazuela al cabo de un rato es una experiencia que los niños no olvidan fácilmente y meten el dedo una y otra vez para comprobarlo sorprendidos.
La alta temperatura alcanzada dentro de invernadero demuestra también cómo podemos conseguir calefacción gratuita al tiempo que le facilitamos el desarrollo a las plantas en los momentos más difíciles, cuando el frío impide su normal crecimiento.


















Resulta muy didáctico el filtrado de aceite usado para obtener combustible para el coche, pero ver cómo navega un barquito por el estanque ante la sorpresa de niños y peces es una experiencia inolvidable.
Los niños llenan de agua el depósito del barco y luego, con el único combustible de un producto tan natural como la cera de abeja de una vela, la nave surca una y otra vez la tranquila superficie del estanque con un trac-trac encantador.



La obtención de energía solar y eólica no puede quedar en la pura teoría. 
Unas pequeñas placas solares nos proporcionan energía suficiente para realizar varios sencillos montajes que demuestran que no hay nada que las energías renovables no puedan hacer funcionar:
El aparato de radio al que se le quitan las pilas y se conecta a las placas solares, el pequeño motor de un ventilador o un timbre muestran la transformación de la energía solar en sonido o movimiento. 






Pero conseguir iluminar los múltiples diodos led de
un estrambótico diseño chino o, sobre todo, hacer que un espectacular todoterreno de película americana evolucione sobre el césped sin tener que preocuparse de la sustitución de las pilas, tan solo con la energía producida por el sol, les resulta impactante. 


En las dos primeras semanas de ejecución del programa Futuros Renovables en Cantabria, 240 niños y niñas del CP Portus Blendium de Suances acompañados por sus profesores y dos grupos del centro de mayores de Suances y Torrelavega han visitado las instalaciones de energías renovables en El Prao que, actualmente, constan de:


- Un generador eólico de 2,40 m de diámetro y 400 W de potencia.
- Dos placas fotovoltaicas de 180 W de potencia c/u.
- Una placa solar de calentamiento de agua.
- Una ducha compostera calentada por fermentación vegetal.
- Un horno solar.
- Una estufa de leña.
- La instalación de filtrado de aceite reciclado para uso como combustible. 
- El invernadero.
- La huerta ecológica.
- Placas didácticas de experimentación.